domingo, 17 de febrero de 2008

LA MAÑANA

Desde hace algún tiempo escucho por las mañanas un gran programa de humor, y como aprecio a los lectores de mi blog (a los que solo leeis, pero no escribís, también os aprecio, pero menos..;·)) os lo tengo que recomendar; se trata de La Mañana, con Federico Jiménez Losantos.

Desde que mi padre me aficionó al Arús con leche, o Roberto a Gomaespuma, no me había reido tanto con un programa de radio matinal. Y mira que su guión y formato son simples. En cuanto a formato, Federico coge a Pedro J., a Alberto Herrero, y a dos o tres más, y se ponen a rajar de todo aquel que no opine como ellos. Y en cuanto a guión, os pongo un ejemplo de lo que debe llevar escrito en una servilleta de bar (tampoco necesita mucho más espacio):

- rajar de ZP
- Teoría de la conspiración
- ETA = PSOE
- Gallardón feo
- Pizarro, ese gran hombre
- Los ministros son unos incultos
- Los de izquierdas para serlo de verdad, deberían ser pobres (y gilipollas, por supuesto)

La tertulia es brutal (al menos no han tenido narices a llamarle debate... porque solo hay opiniones de un bando)... suele ser un monólogo de Losantos, aderezado por cuatro o cinco opiniones clavaditas a la suya, pero emitidas por los tertulianos invitados. Bueno, una vez a Pedro J. se le ocurrió decirle a Fede, que el Gobierno se estaba poniendo las pilas contra ETA, que no entendía como seguía atacándoles desde su programa... creo que desde entonces ya no son demasiado amigos.


La parte en que comenta la actualidad tampoco tiene desperdicio... tiene a un chico y una chica, que le van leyendo las noticias, y él las va comentando; "La" PSOE y la ETA son lo mismo, Gallardón es un traidor, ZP es un ser malvado, Pizarro es Dios, los partidarios del aborto son unos asesinos... y la manera de pasar de una notícia a otra, hace un silencio (todos sabemos lo profesional que es hacer silencios en la radio) y suelta, "¡Venga, otra!". Yo me lo imagino como un perro malcriado destrozando un peluche, y pidiendo otro para sacarle la espuma de dentro, mientras los que están a su alrededor le rien las gracias.

En fin, lo dicho, escuchadlo, pero no más de 30 minutos diarios (empezad con 10, el shock puede ser muy fuerte).